viernes, 20 de junio de 2008

Ultimos dinosaurios

Tengo yo para mí que la disciplina de la Historia de la Farmacia, con mayúsculas, se está extinguiendo como una vela a la que no le queda más cera que fundir. Desde luego no por falta de objeto, que lo hay y mucho, sino por la pérdida de interés de los propios boticarios de su propio origen y avatares.
Pero me planteo, si otras profesiones con historia de verdad de largo recorrido, como puede ser la arquitectura, la medicina, la milicia, la Iglesia, cuentan con numerosos cultivadores de su particular transcurso en el peregrinar del hombre por la tierra, ¿Qué hemos hecho los boticarios para no merecer igual destino?
De cualquier modo. Aquí estamos. Y hay materia para rato. Lo aseguro.

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