viernes, 9 de abril de 2010

Perdón por la digresión

Viendo el destino de Viñaburu, reconocido más de 250 años después de su muerte, pero no olvidado por un grupo de estudiosos, lo único que se me ocurre decir es que ojalá dentro de ese tiempo alguien se acuerde de nosotros por lo que aportamos poco o mucho a nuestra sociedad actual. ¿En el 2260 alguien se ocupará de nosotros?
Que suerte ha tenido Viñaburu y otros de que existan Jesuses, Javieres y Jesusmaris que dediquen tiempo a recordar lo que ellos hicieron. Además, supongo que Viñaburu jamás pensó que su obra trascendería, escribió una asombrosa obra educativa para los mancebos que le rodeaban, pero no pensó en nosotros. Hizo bien lo que tenía que hacer. Eso es lo grande de tantos como él. Por eso es bonito lo que hacemos los que "rescatamos" del olvido a estos verdaderos titanes de la historia, los auténticos motores de la vida del mundo.
Resulta muy fácil morir en una plaza pública y pasar a la historia, lo difícil es hacer surco en la historia para que otros siembren sobre ella.
Gracias Pedro de Viñaburu Poza por ser tan normal.

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