sábado, 21 de noviembre de 2009

Otra de Albareda, mejor aún (si cabe)

No basta trabajar; es preciso una ruta.

Hay mentes que se sienten atraidas por todos los problemas y desparraman su atención en un mundo de actividades diversas; como los radios de un centro, se dirigen en todas las direcciones y, al hacerlo por igual en todas ellas, resultan como superficies esféricas. La esfera es la imagen del hombre enciclopédico. Al querer caminar uno mismo en todos los sentidos se afirma, una personalidad individualista, que quiere constituir un mundo cultural por si mismo, que no busca enlaces ni se apoya en labores gemelas. Las esferas tienen sólo puntos tangenciales de contacto, no forman calzada ni sillería; resbalan y ruedan entre si, sin conexión ni engarce; viven en egoísta concentración; tienen una minima comunicación —superficie minima— con el exterior : mínima y rebelde a la union, a servir de apoyo o de enlace.

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